Cristina Fernández es la primera mujer que logró ser elegida presidenta en la historia argentina, cuando hasta hace poco las mujeres no tenían ni siquiera el derecho al voto. Lo hizo con sus propias fuerzas, no porque arrastró a esa posición la muerte del presidente titular, como ocurrió con Isabel Martínez. En el 2007 y el 2011 ganó ampliamente, en una sola vuelta, y en el 2019 por interpuesta persona, cuando colocó a Alberto Fernández en la Casa Rosada. Ha sido el personaje político más importante de Argentina en lo que va del siglo XXI. Dentro de unos años será recordada por estas razones y no porque hubo irregularidades en contratos para hacer obras viales.

En 1800, en los nacientes Estados Unidos de América se produjo un ataque furioso en contra de uno de los candidatos que rompía con los valores y las buenas costumbres de la época. Era un hombre blanco, acusado de mantener una relación extramarital con una amante negra, con la que tuvo varios hijos a los que no reconoció legalmente. Sus opositores le acusaron de ser ateo fanático, un revolucionario. Tenía todos los elementos para ser una persona repudiada a nivel nacional en esa época. Como dice Joseph Napolitan en su texto La Campaña Negativa, aunque todos los cargos eran más o menos ciertos, el pueblo tuvo el acierto de elegirlo como tercer presidente de los Estados Unidos. Thomas Jefferson pasó a la historia como uno de los padres fundadores de la nación, y principal autor de la Declaración de Independência de los Estados Unidos. En los monumentos que le han hecho por todos lados, no consta algo sobre su desordenada vida personal, sino su aporte a la historia de la nación.
Cuando se dio la Guerra de Independencia en América Latina, no reclutaron a sus generales pidiéndoles sus declaraciones de impuestos actualizadas, ni la explicación del origen de sus patrimonios. Uno de los más importantes fue un abigeo cruel que se unió a los rebeldes con su banda, e hizo carrera demostrando su talento militar. En varios países de Sudamérica se encuentran monumentos en su memoria. En ninguno dice “al abigeo NN”, sino a NN, padre de la patria.
Quienes han sido elegidos presidentes en nuestros países, tienen méritos que la historia reconoce a la larga, que opacan a las acusaciones de corto plazo que les hacen sus enemigos enconados.
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Fuente: Perfil